jueves, 10 de octubre de 2013

Y los sueños se tornaron pesadillas..

Ella amaba la noche más que el día. Deseaba al despertarse cada mañana,  que pasaran rápido las horas de sol para volver a su cama, cerrar los ojos y soñar. Sus sueños eran maravillosos. Le hacía feliz imaginar realidades como las que soñaba, mundos increíbles, felicidad absoluta. 


Su vida era tranquila y a la vez alocada. Era generosa y simpática con sus amigos, respetuosa y amable con sus conocidos y educada con quien no quería de ella más que tristeza en su mirada. Un alma caritativa y bondadosa en un mundo de injusticias y mentiras. La felicidad de esa pequeña ignorante no duraría por siempre. Ella seguía su camino, con su vida tranquila y sus sueños nocturnos. Seguía siendo un alma libre a la que nadie impedía soñar. 
Un amargo día, se cruzó con los que serían el origen de su malestar. Fue amable, como era con toda la gente conocida. Sin embargo, ellos pertenecían al tercer grupo, a aquellos que solo querían ensombrecer su vida, cosa que no descubriría hasta varios meses después.
Ella fue trabando poco a poco amistad con esos falsos seres. Confiaba en ellos y creía que la estaban ayudando, que con ellos podría lograr ser realmente feliz. 
Ella continuaba con su vida como si nada pasara; no obstante, sus amigos la notaban distinta. Notaban como día a día su luz ya no era tan intensa, como su brillo de felicidad se apagaba gradualmente, como su sonrisa parecía cada vez más forzada. 
Algo la estaba matando por dentro y no sabían qué podía ser.
La pequeña ignorante no entendía la preocupación de sus seres queridos. Ella solo luchaba por su felicidad y creía firmemente que la lucha significaba sufrimiento y que cuando éste pasara, lograría aquello que más deseaba. Olvidó lo que significaba una verdadera sonrisa, olvidó lo que significaba sentirse libre y se encadenó y aferró a su veneno como si no quedara otra opción.
Una madrugada cualquiera, despertó agitada. Su respiración era más acelerada de lo normal y se aferraba a las sábanas cómo si tuviera miedo de caer al vacío. Había tenido una pesadilla.
Ella, a la que nunca antes le había pasado nada parecido, se sintió muy afectada. 
A la noche siguiente, se tumbó en su cama con la esperanza de recuperar sus maravillosos sueños, sus increíbles mundos, sus paraísos de felicidad. Cuando iba a apagar la luz de su mesita de noche, el pulso le temblaba. Ella, que siempre había deseado que pasaran las horas de sol para volver a su cama, cerrar los ojos y soñar; tenía miedo a la noche. Durmió sin perder la esperanza; pero otra vez más, despertó angustiada por un nuevo mal sueño.
Sus horribles pesadillas nocturnas reaparecían día tras día, su vida se fue oscureciendo gradualmente y con ella, su alma.

Fue entonces cuando vislumbró la realidad. Recordó su antigua vida, su tranquilidad y armonía, su sonrisa verdadera, su felicidad, su libertad... Por primera vez, era consciente de su tristeza. Tras repasar en su mente todos los acontecimientos que había vivido, buscando un origen a su malestar; las figuras de los seres en los que ella había confiado, los mismo que le habían regalado falsas promesas de felicidad eterna, se le aparecieron en su cabeza. Descubrió sus engaños, sus trampas y timos y los culpó; a ellos y a sí misma, por haber sido tan estúpida, por no haber escuchado a los que realmente la querían, por haber confiado en quien no debía y haber creído sus mentiras. 
Pero ya nada podía hacer. El daño estaba hecho y aquella que un día había sido feliz, que había amado la noche; aquella alma bondadosa que a todos intentaba ayudar, ya no volvería a ser la misma. Ya no brillaría la luz en su interior, ya no amaría la noche, pues sus sueños se habían tornado pesadillas...

Autora: JustSmileAndDreams

martes, 8 de octubre de 2013

Una noche cualquiera de llanto

Tumbada sobre la cama, lloro desconsolada sin saber que hacer. Mi mente se llena de preocupaciones, miedos y problemas; rayadas, como las suelo llamar. No pido ayuda, no. Callo mis penas, no las cuento a nadie, las guardo para mis adentros.
Abro mi WhatsApp, leo los mensajes recibidos y contesto con falsedad, fingiendo que no me pasa nada, que estoy feliz y mi sonrisa es verdadera. Mi sonrisa.. ni siquiera me hace falta fingirla, ocultar lágrimas es muy sencillo con una pantalla de por medio.
Un nuevo problema aparece. Nuevos mensajes me lo confirman y es que cuando más baja está mi autoestima, cuando más necesito apoyo emocional; aparece alguien que con sus palabras me hiere, que me hunde aún más.
Un nudo se forma en mi garganta. A duras penas puedo respirar. El ambiente se vuelve más cargado, las paredes parecen avanzar hacia mí y un calor sofocante recorre todo mi cuerpo. Siento una fuerte opresión en mi pecho. Tengo la sensación de que mi cabeza arde. Si no salgo pronto de esta prisión, acabaré asfixiada.
 "Tranquilízate"-me digo.
Pero de nada sirve. Sigo asfixiándome, sin obtener ayuda.
Me obligo a levantarme de la cama. Salgo acelerada de mi habitación y corro hacia la puerta que da a la calle. Noto como el aire se me acaba. Mi última esperanza se halla tras esa puerta.
Consigo alcanzarla, la abro y salgo impulsada al exterior. Inhalo todo el aire que mis pulmones son capaces de procesar, toso e intento ralentizar mi respiración hasta conseguir un ritmo de inspiraciones y espiraciones normal.
Transcurre aproximadamente un cuarto de hora hasta que consigo tranquilizarme. Respiro el aire fresco y paseo entre los árboles. Disfruto la soledad y tras una larga hora, decido regresar a casa.
Antes de volver a tumbarme en la cama, me miro en el espejo de la entrada. A pesar de que ya estoy mas relajada, la rojez y el rastro de las lágrimas en mi rostro delatan mi verdadero estado.
Me dirijo al aseo y me refresco la cara con agua fresca. Justo cuando voy a apagar la luz que ilumina la habitación, me llaman la atención mis ojos en el espejo. Son los mismo de siempre, con el destello propio que queda tras una noche de llanto. Sin embargo, no es eso lo que me sorprende; más que acostumbrada estoy a estas alturas, a ver tal brillo ensombrecer mi mirada. Es en la profundidad de la misma, en la que descubro algo que no había visto hasta ese instante: tristeza, sufrimiento, amargura..
Y es entonces cuando me pregunto a mí misma:
 "¿Vale la pena conservar en mi vida aquello que me causa tal dolor?"


Autora: JustSmileAndDreams


domingo, 6 de octubre de 2013

Tanto tiempo...

Tanto tiempo alejada de mi rinconcito de lunas rotas, de mi espacio de sueños ocultos, de expresion personal, de realidades narrradas. Tanto tiempo censurada mi mente, sin ánimos de escribir por diversos motivos. Tanto tiempo oprimida mi alma, tanto tiempo sin sentir la inspiración en mi persona. Tanto tiempo... viviendo de suspiros.


Autora: JustSmileAndDreams