domingo, 8 de marzo de 2015

Identidad negada

No consigo comprenderlo. ¿Cómo puede estar pasando algo así? Control, poderío... esclavitud sobre un alma adulta. Debería ser independiente, libre... debería poder volar, perseguir sus sueños... debería poder ser feliz. Le negáis la propia identidad.
¿Cómo pretender crear responsabilidad cuando no se tiene libertad para decidir qué o cómo hacer cualquier cosa?
Comete errores, todos lo hacemos. No somos perfectos. Hay acciones que serán del agrado de unos y no harán gracia a otros pero siempre que no sean perjudiciales no merecen castigo.
Vosotros le castigáis por el mínimo despiste, por la mínima mueca de desaprobación, desacuerdo. Creéis tener razón en todas y cada una de vuestras ordenanzas.
¿Pretendéis educar adecuadamente así? En ese caso estáis muy equivocados. El amor y los buenos actos no se construyen a base de palos, reprimendas y crueldad. Todo lo contrario.
Seguid con vuestras prohibiciones, seguid limitando la vida de un pobre condenado y la rebelión no tardará. Día a día el odio aumenta en su interior. Le repugnáis. ¿De verdad queréis que eso sea así?
Intento que permanezca puro. Aparto los aires de venganza para que no pueda respirarlos, para que no se contamine de ellos. Noto como por más que me esfuerce su convicción se apodera de él con fuerza, rechaza mis consejos.
Intento apagar las llamas del infierno en que habéis convertido su vida, pero el fuego es feroz, se aferra con fuerza a su cuerpo. Le quema, le consume. Lo veo en sus ojos.
Llegará el momento en que por más que yo haga, nada le influya y todo acabe. Vosotros seréis los culpables. ¿Realmente queréis cargar con ello el resto de vuestras vidas?
Liberadle de la jaula que forjasteis para él. Dejad de negarle el cielo y devolvedle su libertad, su identidad.

Autora: Alicia JSAD