Primera Parte
Rabia, ira... ya no puedo soportarlo. La odio, la odio con todas mis fuerzas. Su cara feucha y redondeada, sus brazos grandes y blandos; su pecho, apenas existente; su pelo atolondrado y estropajoso, imposible de dominar... Veo la debilidad en sus ojos y al instante me descubro detestándola también por esa razón... ha dejado que todo la supere... ¡se ha rendido!
No soporto esa renuncia a la esperanza, a la posibilidad de alcanzar una vida grata y feliz junto a alguien que la quiera... ¡No tolero más su actitud!
Me es difícil creer que haya sido capaz de resignarse así; de escoger tener una existencia triste y solitaria, en lugar de luchar por lo que quiere; por una vida alegre, rodeada de gente que la quiera, que la vea guapa y... delgada...
No soporto verla así. No soporto como me mira con odio, con furia... sin hacer nada salvo dejar que el tiempo pase... Ni siquiera limpia las lágrimas de sus ojos, simplemente deja que se deslicen por sus mejillas, marcando la fragilidad en su rostro... ¡La odio!
Quiero que se vaya, que desaparezca... pero ella sigue ahí, inmóvil, frente a mí... Parece enfurecida, pero sigue dominándola la debilidad...
Siento repugnancia, aversión...
-"
Me das asco"-me dice.
No esperaba esas palabras de ella,
las lágrimas surcan su rostro y ahora, también el mío... No puedo permitir que me trate así... si quiere pelea, la tendrá.
Levanto el puño, decidida a hacerle pagar por lo que ha dicho, ¿Como se ha atrevido?... sin embargo, ella levanta también el suyo... supongo que a percibido mis intenciones y pretende defenderse, pero... como lo ha hecho tan rápido. Hasta podría decir que incluso ha elevado el puño al mismo tiempo que yo...
No lo pienso más, cojo impulso con fuerza y lanzo un fuerte derechazo hacia ella, observando como ella imita mis movimientos... Noto como mis nudillos llegan a su objetivo, pero me sorprende la firmeza de su piel...
Caigo al suelo, desvalida., confusa por lo ocurrido... La piel de esa chica era tan fuerte, tan rígida...
"Su puño ha sido más rápido que el mío, ha debido golpearme y habré caído al suelo desorientada"-reflexiono
.
Me llevo la mano derecha al pómulo, palpando mi cara con cuidado para confirmar los daños. Aparto la mano y me asusto al comprobar la cantidad de sangre que se desliza por la palma...
"No puede ser, mi cara... estará... destrozada"-pienso horrorizada, imaginando mi rostro quebrado.
Me levanto atemorizada, apoyándome en ambas manos.
Un alarido de dolor recorre mi garganta y sale con fuerza al exterior, produciendo un agudo chillido. Me duele. Miro mi mano ensangrentada, la misma con la que he palpado mi rostro hace unos segundos, la misma con la que he golpeado a esa chica...
¡La chica! M
iro a mi alrededor, escrutando cada rincón de la habitación que hace un par de minutos parecía mucho más grande... No está, ha desaparecido. A pesar de que es lo que deseaba, me aterra que se haya esfumado tan rápido...
"Se habrá asustado, le he dado bien fuerte"-medito.
Vuelvo ha sentir dolor y dejo escapar un par de gemidos. Desvío mi mirada hacia el suelo... Sangre. Toda la moqueta está manchada de ella, como si hubiera habido una batalla campal en la habitación. Observo mi mano derecha de nuevo, intentando comprender por que la rojiza sustancia gotea de ella, cuando es en mi rostro donde está el moratón que esa fulana me ha provocado...
Súbitamente, me percato de que no es la herida de mi cara lo que me causa el dolor, los gemidos... es más, es como si ella no hubiera llegado a golpearme. Miro por tercera vez mi mano ensangrentada, notando el ardor de la sangre. Instintivamente la llevo hacia mi pecho, sujetándola con la palma de la mano izquierda, que parece intacta... Contemplo mis nudillos rojos, cubiertos totalmente por la sangre y los examino cuidadosamente... algo sobresale de ellos, como pequeñas piezas rojas y... deslizo mi otra mano por la superficie de las piezas...
-"¡Ah!"-exclamo dolorida de nuevo.
Giro mi mano izquierda y observo nuevas heridas en la palma. Vuelvo a analizar las piezas cortantes y afiladas, clavadas en el dorso de mi mano derecha. Agarro uno de ellos con fuerza, intentando no rozar sus bordes para no cortarme... Duele, duele, ¡duele mucho!... lo suelto... las piezas están bien encajadas. Decido no moverlas de su posición y me cubro la mano ensangrentada con una camiseta, hace un instante colgada de la percha metálica de la habitación.
Me fijo en otras piezas similares esparcidas por la superficie de la cómoda. Cojo una de ellas y la observo...
¡Es ella! Suelto la pieza que cae al suelo, fraccionándose en cientos de pedacitos minúsculos...
"¡Era ella, lo sé... la he visto!"-pienso paralizada por la impresión.
El miedo recorre mi cuerpo...
"¿Estaba... atrapada?"-me pregunto.
Empiezo a sentirme mareada.
El equilibrio abandona mi cuerpo por un segundo y me veo obligada a apoyarme con la mano izquierda en la cómoda. Al estabilizarme, la levando de inmediato. Ha empezado a sangrar igual que la derecha y reparo en los pedacitos de color indeterminado que se han encajado en mi piel... son los mismos que estaban en la superficie de la cómoda... Contemplo como lentamente se van cubriendo de rojo y observo el asombroso parecido con las piececitas afiladas y rígidas, clavadas en los nudillos de mi otra mano...
El constante mareo me impide pensar adecuadamente, pero juraría que todos los pedacitos: los de la cómoda, los de los nudillos y los ahora encajados en la palma de mi mano... juraría que todos ellos provienen del mismo lugar.
Miles de pensamientos acechan mi cabeza: esa insolente, atrapada en ellos... la dureza de su piel, la indolora herida de mi rostro... sus palabras llenas de odio... "Me das asco"...yo había pensado lo mismo sobre ella, pero no había osado a faltarle el respeto de ese modo... o al menos, eso creo...
Las heridas me sangran y apenas puedo mantenerme en pie...
un último pensamiento recorre mi mente...
sus ojos...
estaban llenos de odio, como los míos. Ahora que reflexiono sobre ello, me parece descubrir un asombroso parecido entre nosotras:
La misma cara redondeada, los mismos brazos grandes y blandos; el mismo pecho, apenas existente... el mismo sentimiento de soledad en nuestras miradas...
Siento que mi cuerpo se desploma, siento un fuerte golpe primero en la cadera y luego en la espalda... Todo empieza a oscurecerse hasta que el negro es el único color que vislumbro...